Si me amas guarda mis mandamientos (2023)

Durante el concilio preterrenal en el cielo, Lucifer se rebeló contra el plan del Padre Celestial. Aquellos que siguieron a Lucifer completaron su progresión eterna. ¡Ten cuidado a quién eliges seguir!

Entonces Jesús expresó su compromiso de obedecer diciendo: "Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre".1. A lo largo de su ministerio, "soportó tentaciones, pero no les hizo caso"2. De hecho, "por lo que padeció aprendió la obediencia"3.

Debido a que nuestro Salvador fue obediente, Él expió nuestros pecados, haciendo posible nuestra Resurrección y preparando el camino para que regresemos a nuestro Padre Celestial, quien sabía que cometeríamos errores a medida que aprendiésemos la obediencia en la vida terrenal. Cuando obedecemos, aceptamos Su sacrificio porque “creemos que mediante la expiación de [Jesucristo] todo el género humano puede salvarse, mediante la obediencia a las leyes, ordenanzas y [mandamientos] del evangelio”.4.

Jesús nos enseñó a obedecer con palabras sencillas y fáciles de entender: "Si me amáis, guardad mis mandamientos".5, y "Ven, sígueme"6.

Cuando nos bautizamos, “tomamos sobre [nosotros] el nombre de Cristo” y “hacemos un convenio con Dios de que [seremos] obedientes hasta el fin de [nuestra] vida”.7. Cada domingo renovamos ese convenio bautismal al participar de la Santa Cena y testificar que estamos dispuestos a guardar los mandamientos. Buscamos el perdón por cualquier pensamiento, sentimiento o acción que sea incompatible con la voluntad de nuestro Padre Celestial. Cuando nos arrepentimos, nos alejamos de la desobediencia y comenzamos a obedecer nuevamente, mostramos nuestro amor por Él.

A medida que vivimos el evangelio, crecemos en nuestra comprensión de la obediencia. A veces podemos sentirnos tentados a practicar lo que llamo "la obediencia del hombre natural", en la cual rechazamos desobedientemente la ley de Dios y favorecemos nuestra sabiduría, nuestros deseos o incluso nuestra popularidad. Dado que muchas personas practican esto a gran escala, esta perversión de la obediencia socava la importancia de las normas de Dios en nuestra cultura y en nuestras leyes.

A veces, los miembros se dedican a la “obediencia selectiva”, afirmando que aman y honran a Dios al elegir cuáles de Sus mandamientos y enseñanzas, y qué enseñanzas y consejos de Sus profetas, seguirán plenamente.

Algunas personas obedecen selectivamente porque no entienden todas las razones de una orden, así como los niños no siempre entienden las razones de las reglas y consejos de sus padres. Sin embargo, siempre sabemos por qué seguimos a los profetas: porque esta es la Iglesia de Jesucristo, y es el Salvador quien guía a Sus profetas en todas las dispensaciones.

A medida que se profundiza nuestra comprensión de la obediencia, reconocemos el papel vital del albedrío. Cuando Jesús estaba en el Huerto de Getsemaní, oró tres veces a su Padre que está en los cielos: “Padre mío, si es posible, pasa de mí esta copa; pero no como yo quiero, sino como tu"8. Dios no anularía la agencia del Salvador; Sin embargo, en Su gracia envió un ángel para fortalecer a Su Hijo Amado.

El Salvador enfrentó otra prueba en el Calvario, donde pudo haber llamado a legiones de ángeles para que lo bajaran de la cruz, pero Él mismo tomó la decisión de perseverar obedientemente hasta el final y completar Su sacrificio expiatorio, aunque significó mucho sufrimiento e incluso muerte.

La obediencia espiritualmente madura es "la obediencia del Salvador"; está motivado por el verdadero amor por nuestro Padre Celestial y Su Hijo. Cuando obedecemos voluntariamente, como lo hizo nuestro Salvador, apreciamos las palabras de nuestro Padre Celestial: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.9; Y al entrar en la presencia de nuestro Padre Celestial, esperamos escuchar: "Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu señor".10.

Usar nuestro albedrío para obedecer significa elegir "hacer lo correcto [y dejar que vengan las consecuencias".11. Esto requiere dominio propio y brinda confianza, felicidad eterna y una sensación de satisfacción para nosotros mismos y, mediante nuestro ejemplo, para quienes nos rodean. Además, siempre implica un profundo compromiso personal de sostener a los líderes del sacerdocio y seguir sus enseñanzas y consejos.

Al decidir si obedecer o no, siempre es útil tener en cuenta las consecuencias de nuestras decisiones. ¿Luzifer y sus seguidores comprendieron las consecuencias de rechazar el plan del Padre Celestial? Si es así, ¿por qué tomaron una decisión tan terrible? Podríamos hacer una pregunta similar: ¿Por qué cualquiera de nosotros elige desobedecer cuando entendemos las consecuencias eternas del pecado? Las Escrituras responden: La razón por la que Caín y algunos de los hijos de Adán y Eva eligieron desobedecer es porque "amaban a Satanás más que a Dios".12.

Nuestro amor por el Salvador es la clave para obedecer el camino del Salvador. Al esforzarnos por ser obedientes en el mundo de hoy, mostramos nuestro amor y respeto por todos los hijos de nuestro Padre Celestial. Sin embargo, ¡es imposible que este amor por los demás altere los mandamientos de Dios dados para nuestro bien! Por ejemplo, el mandamiento "no matarás, ni harás tal cosa"13Se basa en la ley espiritual que protege a todos los hijos de Dios incluso antes de nacer. Muchas experiencias en la historia sugieren que cuando ignoramos esa ley, el resultado es un dolor indescriptible. A pesar de esto, muchos creen que es aceptable terminar con la vida de un niño por nacer por razones de preferencia o conveniencia.

Justificar la desobediencia no cambia la ley espiritual ni sus consecuencias, sino que conduce a la confusión, la inestabilidad, el desvío por caminos extraños, la pérdida y el dolor. Como discípulos de Cristo, tenemos el deber sagrado de guardar Sus leyes y mandamientos y los convenios que hacemos.

En diciembre de 1831, se pidió a algunos hermanos que ayudaran a calmar los sentimientos hostiles que habían crecido contra la Iglesia. Por medio del profeta José Smith, el Señor los guió de maneras inusuales, incluso sorprendentes:

“Entonces confunde a tus enemigos; invítelos a discutir con usted en público y en privado...

“Por lo tanto, que presenten sus fuertes argumentos contra el Señor.

“… no hay arma forjada contra ti que tenga éxito;

“Y si alguno alzare su voz contra vosotros, será avergonzado a mi debido tiempo.

“Guardad, pues, mis mandamientos; Son verdaderos y fieles"14.

Las Escrituras están llenas de ejemplos de profetas que aprendieron las lecciones de obediencia de su propia experiencia.

José Smith aprendió las consecuencias de ceder a la presión de su benefactor, amigo y secretario, Martin Harris. En respuesta a las súplicas de Martin, José le pidió permiso al Señor para prestarle a Martin las primeras 116 páginas manuscritas del Libro de Mormón para mostrárselas a su familia, pero el Señor le dijo a José que dijera que no. Martín le rogó a José que le pidiera al Señor otra vez. Después de que José lo pidió por tercera vez, el Señor dio permiso a cinco personas específicas para revisar el manuscrito. “En un acuerdo muy solemne, Martín se comprometió a cumplirlo. Cuando llegó a casa y fue presionado, olvidó su juramento solemne y mostró a otras personas el manuscrito, lo que resultó en que lo perdiera por engaño".15y se perdieron. Como resultado, el Señor reprendió a José y le negó permiso para seguir traduciendo el Libro de Mormón. José sufrió y se arrepintió de su transgresión al ceder a la presión de los demás. Después de un breve período, a José se le permitió traducir nuevamente. ¡José aprendió una valiosa lección de obediencia que le sirvió para el resto de su vida!

El profeta Moisés es otro ejemplo. Cuando Moisés obedientemente tomó una esposa etíope, Miriam y Aarón le hablaron. Pero el Señor los reprendió y dijo: "Hablaré con [Moisés] cara a cara".dieciséis. El Señor está usando este increíble incidente para enseñar a los miembros de la Iglesia en nuestra dispensación. En 1830, Hiram Page afirmó haber recibido revelación para la Iglesia. El Señor lo corrigió y enseñó a los santos: “Y debéis ser obedientes a las cosas que yo [José] os doy, tal como lo hizo Aarón”.17, "...porque él [los] recibe tal como lo hizo Moisés"18.

La obediencia conduce a bendiciones, "y cuando recibimos una bendición de Dios, es porque se obedece la ley en la que se basa".19.

La obediencia se enseña con el ejemplo. Por la forma en que vivimos, enseñamos a nuestros hijos: “… aprende sabiduría en tu juventud; sí, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios”.20.

La obediencia nos hace gradualmente más fuertes, capaces de soportar fielmente las pruebas y tribulaciones en el futuro. La obediencia en Getsemaní preparó al Salvador para obedecer en el Calvario y perseverar hasta el final.

Mis amados hermanos y hermanas, las palabras de Alma expresan los sentimientos de mi corazón:

“Y ahora bien, mis amados hermanos, os he dicho estas cosas para despertar en vosotros un sentido de vuestro deber hacia Dios, para que caminéis irreprensibles delante de Él…

Y ahora quiero que sean humildes, sumisos y dóciles… y sean diligentes en guardar los mandamientos de Dios en todo tiempo.”21.

Doy mi testimonio especial de que nuestro Salvador vive. Porque Él obedeció, "toda rodilla se doblará y toda lengua confesará... que Él [nuestro Salvador] es"22. Oro para que lo amemos tan profundamente y creamos en Él con fe tan completamente que nosotros también obedezcamos, guardemos Sus mandamientos y regresemos a morar con Él para siempre en el reino de nuestro Dios, es mi deseo. En el nombre de Jesucristo. Amén.